Facial
Desde que descubrí la Dior Hydra Life Fresh Hydration Sorbet Creme, se ha convertido en mi aliada de belleza indispensable. El packaging es una auténtica joya: minimalista pero lujoso, con ese tono azulado que deja entrever la delicada textura en su interior.
Me cautivó desde el primer momento. Su consistencia tipo sorbete es una delicia - ligera como una nube pero con un poder hidratante que me sorprendió gratamente. El aroma, sutil y sofisticado, ha hecho que más de una vez me pregunten por mi nuevo perfume. Pero lo que realmente me conquistó es esa sensación de frescor inmediato, como un soplo de aire puro que despierta el rostro cada mañana.
La fórmula es un auténtico tesoro botánico: extracto de malva que aporta ese efecto refrescante instantáneo, centella asiática de Madagascar estimulante del colágeno, y rosa negra de Bretaña que combate los radicales libres. Los resultados saltan a la vista: luminosidad natural, textura jugosa y ese glow saludable que tanto buscamos.
Si bien los 60 dólares iniciales pueden parecer una inversión considerable, un frasco me dura más de medio año con aplicación diaria mañana y noche. El único "pero" es la ausencia de protección solar, así que la complemento con mi SPF habitual durante el día. Sin duda, cada aplicación vale la pena por cómo deja mi piel.