Cómo hacer un aceite corporal casero
¿Piensas que las cremas hidratantes son la mejor solución para nutrir y mantener tu piel hidratada? Eso es porque no has probado a hacer un aceite corporal casero.
Los aceites han demostrado ser más nutritivos y beneficiosos para la piel a largo plazo.
¿Quieres aprender cómo hacer tu propia versión en casa? Es más sencillo de lo que crees y podrás personalizarlo a tu gusto empleando ingredientes 100% naturales.
En las siguientes líneas te explicamos por qué deberías comenzar a integrar este cosmético en tus rutinas de belleza, cómo debes aplicarlo y cuáles son los mejores óleos según tu tipo de dermis. ¿Nos acompañas?
Por qué utilizar un aceite corporal
Al contrario de lo que pueda parecer, los aceites resultan más hidratantes que las cremas y son aptos para todo tipo de pieles.
Esto es debido a que suelen estar elaborados a partir de frutos y flores y, en consecuencia, carecen de sustancias químicas en su composición.
Algo de lo que se benefician especialmente las pieles sensibles.
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Sus activos naturales son sumamente hidratantes, y a través del masaje necesario para aplicarlos alcanzan las capas más internas, mejorando así la elasticidad y suavidad al tiempo que refuerzan su barrera protectora.
Con una pequeña cantidad abarcan una amplia extensión, y sellan la piel para atrapar la humedad.
Cunden más que las cremas y su efecto es más prolongado. Si eres constante en su uso, tu cuerpo estará siempre hidratado y prevendrás el envejecimiento prematuro.
De hecho, en función de qué aceites esenciales escojas obtendrás unos beneficios adicionales u otros (atenuación de estrías, reafirmación, cicatrización, control del acné, etc.).
Con respecto a las lociones, las grasas atesoran una mayor concentración de ácidos grasos omega 3, 6 y 9 y, por ello, son más nutritivos, y versátiles.
Ideales para paliar las secuelas de la descamación, las callosidades o afecciones como la psoriasis, el acné y la dermatitis atópica.
Además, te permiten adaptar su preparación a tus necesidades cutáneas particulares.
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Cómo elaborar un aceite corporal casero
Los expertos recomiendan emplear un portador como hidratante y unas gotas de aceite esencial, sin exceder del 3%, para aportar aroma y propiedades adicionales acordes a lo que desees revertir.
Los óleos de primera presión en frío y orgánicos son los más naturales y concentrados y tienen un ciclo de vida más largo.
Necesitarás también un tarro de vidrio, a ser posible oscuro para que la radiación solar no oxide su contenido.
Vierte el aceite portador hasta alcanzar la mitad del envase y después unas 10 o 15 gotas del o de los esenciales.
Cierra y agita para que todos los elementos se conjuguen. Rellena con un poco más de portador y vuelve a cerrar para mezclar.
Consérvalo en un lugar fresco y seco con el fin de que los cambios de temperatura no lo degraden y alteren la efectividad de sus activos naturales.
Con este simple proceso ya tendrás listo tu aceite corporal para ser utilizado a diario.
Los mejores aceites portadores
En función de cuál sea tu tipo de piel y las afecciones que presente deberías optar por unos óleos en lugar de por otros.
A continuación recopilamos para ti los más apropiados para las casuísticas más usuales. Toma nota.
Los cutis sensibles o reactivos agradecen la aplicación de los óleos de aguacate, caléndula, almendras dulces, girasol y de semillas de cáñamo.
Los de aguacate, sésamo, salvado de arroz y de semillas de albaricoque han demostrado tener un potente efecto neutralizador de la sequedad y la descamación.
Si tienes grasa, ya sabrás que debes rehusar los productos comedogénicos, ya que lograrán un efecto contrario al perseguido agravando los brotes de exceso de sebo.
Así, los de jojoba, de girasol, de cártamo y de semillas de uva restablecen el equilibrio lipídico y hacen desaparecer las marcas derivadas del acné.
Los aceites de almendras dulces y de jojoba son los más apropiados para sellar la hidratación de las pieles normales y mantenerlas protegidas.
A las pieles maduras les benefician los óleos de onagra, de argán, de oliva virgen extra, de almendras dulces y de borraja.
Los de argán y de rosa mosqueta son los más efectivos para movilizar los adipocitos, reparar las lesiones del tejido conectivo y afianzar la firmeza de la dermis con celulitis.
Las pieles con cicatrices, marcas, estrías o hiperpigmentación agradecen las propiedades reafirmantes, regeneradores y unificadoras del tono de los aceites de rosa mosqueta, caléndula y argán.
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Los mejores aceites esenciales
En el apartado de los óleos esenciales, que proveerán de una nota olfativa y de una acción terapéutica concreta, también debes prestar atención a tu tipo de piel a fin de elegir el idóneo.
- Para la sensibilidad los indicados son los óleos de romero, manzanilla, lavanda y caléndula.
- Si tienes sequedad, te interesan los de lavanda, jazmín, rosa, caléndula y el de semillas de zanahoria. Prueba a ir alternándolos.
- Para la dermis grasa o con tendencia acnéica los más efectivos son de geranio, limón, salvia, árbol de té, lavanda, bergamota y pachulí.
- Los óleos de lavanda, semillas de zanahoria, rosa, incienso y de naranja dulce reafirman, alisan, promoviendo la producción de colágeno, y rejuvenecen las pieles maduras o castigadas.
- Los más interesantes para las estrías son los de jazmín, incienso y lavanda.
- Los aceites de enebro, árbol de té, palmarosa y milenrama logran unificar el tono e iluminar el cutis.
- Los de caléndula, jazmín, lavanda y manzanilla atesoran propiedades descongestionantes y calmantes que alivian las pieles inflamadas y/o con picor. Por ejemplo, tras tomar el sol o haberte depilado.
Beneficios de utilizar un aceite corporal de forma habitual
La mejoría es casi inmediata. Al cabo de pocos días hidratando tu piel apreciarás cómo luce más tersa, jugosa y unificada.
Durante el invierno evitarás la deshidratación causada por el frió y la calefacción.
En verano, acelerarás la recuperación del cutis tras exponerlo al sol y lograrás un bronceado más bonito y duradero.
La clave de su potente humectación radica en que sus lípidos retienen la humedad y rellenan los espacios existentes entre las células cutáneas.
De este modo, la dermis se mantiene hidratada, suave y restaurada por más tiempo.
Pruébalo en zonas callosas como los codos o los talones, así como allí donde se concentren las estrías o la flacidez.
Y todo ello acompañado de un relajante masaje de un par de minutos.
Los aromas contribuirán a que desconectes y te liberes del estrés mientras los principios activos de los aceites esenciales seleccionados estimularán la microcirculación, mitigando las molestias del dolor articular.
La renovación celular hará lo propio con las imperfecciones de la piel.
¿Cómo utilizarlo?
Los dermatólogos aconsejan aplicarlos con la piel ligeramente humedecida, por ejemplo, tras la ducha.
La razón no es otra que al tratarse de un elemento oleoso, al frotar sobre la piel húmeda provocamos una emulsión que facilita su penetración y el óptimo aprovechamiento de sus propiedades de forma más prolongada.
Si, además, durante la ducha aprovechas para exfoliar tu cuerpo, al terminar estará en unas condiciones inmejorables para asimilar los nutrientes.
Dado que la composición de los aceites corporales es muy similar a los que nuestra propia dermis produce, su absorción es rápida y no existe ninguna sensación grasa o pegajosa.
Los masajes deben realizarse dibujando movimientos circulares, de abajo hacia arriba, para alcanzar el retorno venoso y ejerciendo una ligera presión.
Debe ser una experiencia agradable, que te apetezca repetir. Por ello, te recomendamos dedicarle el tiempo que merece.
Reserva este momento para tu cuidado y relajación.
Aplicarlos sobre la piel seca es igualmente beneficioso, puesto que prevendrá la natural pérdida de humedad que tiene lugar durante la ducha, así como las molestias típicas de las pieles atópicas.
Como ves, hacer un aceite corporal casero es bien sencillo y te reporta multitud de beneficios. ¿Preparada para comenzar?